Padre José Luis Iglesias

Me han pedido que escriba una biografía. Pido ayuda al Señor Jesús, para que la pueda hacer bien y que todo sea para su Gloria.
Nací en 1956 en un barrio humilde de Barcelona y me bautizaron a los 15 días de nacer. Después de muchos años me he dado cuenta de que es lo más grande y maravilloso que me ha pasado en mi vida, el nacer a la vida divina, es decir ser hijo muy amado de Dios. Mis padres, Antonio y Margarita, eran católicos aunque no eran muy fervorosos. A los 7 años recibí la primera Comunión y ese mismo año la Confirmación.
Estudié en varios colegios sin destacar mucho en los estudios y a los 11 años mis padres me inscribieron en un grupo de los Boys Scouts de la parroquia. Al principio era un grupo católico, pero poco después dejó de vincularse a la parroquia. Permanecí en este grupo 6 años donde aprendí valores humanos y el conocimiento y amor a la naturaleza, pero faltaba la iniciación a una espiritualidad cristiana, como después ya de sacerdote he visto en otros grupos infantiles católicos.
Más adelante estudié Formación Profesional con la especialización de Artes Gráficas y Fotografía.

A los 20 años haciendo unas fotografías a unos novios, un amigo de ellos me invitó a un Cursillo de Cristiandad para jóvenes. Yo no sabía lo que era aquello, pero en aquel tiempo yo me apuntaba a todo. Esta experiencia cambió mi vida, allí conocí el amor de Cristo y también una Comunidad de más de 200 jóvenes (en su sección de chicos) que se tomaban en serio la vida cristiana.
El sacerdote que llevaba este grupo, el padre Ginés Fernández del Águila, misionero del Sagrado Corazón y gran predicador, era un hombre con mucho celo apostólico. Educaba a los jóvenes cursillistas para la santidad a través de tres pilares:
1. Oración
2. Apostolado- Evangelización
3. Formación (estudio religioso)
Yo fui pasando poco a poco de una vida pagana a una vida cristiana. Después también se incorporó a los Cursillos mi hermana Pilar.
Allí había un ambiente de alegría y de caridad que no había conocido en otros ambientes y en otros grupos. De esta comunidad salieron muchas vocaciones, actualmente hay 3 obispos que pertenecieron a los Cursillos de Cristiandad de Barcelona.
A los 22 años sentí el llamado a ser sacerdote leyendo el Evangelio en el tren, camino de mi negocio. Era el pasaje del Evangelio del joven rico que pudo ser apóstol. Este joven dice el Sagrado texto en el Evangelio de San Lucas (Lc 18, 18-23) que cumplía los mandamientos desde pequeño y el Señor lo miró con complacencia, pero al decirle Jesús: “Te falta una cosa, vende cuanto tienes y repártelo entre los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego, ven y sígueme”, él se fué triste porque no quería desprenderse de sus muchos bienes.
Yo no cumplía los mandamientos desde pequeño como ese joven, ni era rico, pero me vi reflejado en ese joven y pensé yo no quiero irme triste. En ese momento ví claramente que Dios me llamaba a ser sacerdote. Después de hablarlo y discernido con el padre Ginés, a los dos años ingresé en el seminario de Toledo.

Actualmente el padre Ginés vive en Barcelona y tiene 96 años. Hace 44 años, en el curso de 1981 le dió una enfermedad cerebral que lo dejó sin apenas hablar. Qué misterio el que Dios le quitara el don de la predicación. Él que fue un orador que encendía a los fieles. “Señor hágase tu voluntad”.
Estuve ocho años en el Seminario. Entre con un poco de miedo porque mis estudios fueron técnicos y veía una muralla en tener que estudiar: Filosofía, Latín, Griego etc. Pero el Señor, Grande y Poderoso, me ayudó y no tuve dificultad.
Allí fueron los años más felices de mi vida, había un ambiente formidable, conocí a muchos seminaristas santos y tuve un maravilloso equipo de formadores, entre ellos destacar mi director espiritual, el venerable don José Rivera Ramírez que ha sido el sacerdote que más ha marcado mi vida.
Don José era un hombre de mucha oración, penitencia, estudio profundo, predicador de Retiros y Ejercicios Espirituales y de mucha pobreza personal y de atención a los más necesitados. (Se pueden escuchar sus predicaciones en jose-rivera.org, algunas están con sonido deficiente otras no).
En 1988, Año Mariano, recibí la ordenación sacerdotal por manos del cardenal Marcelo González Martín. Un don del Cielo inmerecido totalmente. Yo nunca pensé ser sacerdote, pero como dice el Señor en Isaías 55, 8 “Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos”.
En mis 37 años de sacerdocio he estado en varios pueblos de las provincias de Badajoz, Toledo y Cáceres, siempre en la archidiócesis de Toledo. También he estado 13 años en Chile y allí, entre varios cargos, he sido capellán de las Monjas eremíticas de Belén y confesor en el Santuario Nacional de la Virgen del Carmen de Maipú (Templo Votivo). Después fui párroco en durante tres años en Cuba, con muchas limitaciones.
En el año 2003 en Chile, comenzamos con un grupito de jóvenes a reunirnos para rezar la Liturgia de las Horas y comentar la Palabra de Dios, de ahí surgió la futura reunión de La Semilla y la Asociación de fieles Pequeña Escuela de Evangelización: María la Esclava del Señor, aprobada por el arzobispo de Santiago de Chile en el año 2018.
Doy gracias a Cristo Jesús y a María porque me sacaron como “un tizón sacado del fuego” (Zacarías 3,2). Sacado de la quema total, Ellos me han llevado con infinita misericordia por este camino de gracia y santidad, sin ningún mérito mío.
Que este pequeño testimonio pueda servir para que alguien conmigo dé gracias y gloria al Señor. Al único Dios Santo y Providente.